viernes, 6 de enero de 2017

EN DEFENSA DE LA FILOSOFÍA EN EL BACHILLERATO

                        

Mi intención en este escrito es proceder a la defensa de la Filosofía en el Bachillerato pero descartando completamente los argumentos al efecto de la cháchara humanista liberal-ilustrada que realiza tal defensa apelando a la necesidad de la Filosofía  para la implantación de una “conciencia crítica” o que la considera ligada a la difusión de la “democracia”, la “tolerancia”, la “solidaridad”, el “diálogo”, etc. No se trata, por tanto, de defender la enseñanza de la Filosofía por los efectos que ella pueda tener sobre la grey juvenil del Bachillerato, conjuntamente atenazada por la ideología de la mentalidad cientificista y por la de la cultura de masas. Consideramos que la presencia de la Filosofía en el Bachillerato significa un beneficio social sólo porque tiene como consecuencia la existencia de un cuerpo profesores de Filosofía en la enseñanza secundaria que posibilita una oferta de puestos de trabajo para pequeños intelectuales licenciados en Filosofía que les permite librarse de la integración social basada en el trabajo al servicio de los diferentes y crecientes entramados tecnoburocráticos, públicos y privados, o en el trabajo de ilotas intelectuales propio de los científicos de la naturaleza. La posibilidad de la existencia, en una sociedad dada, de minorías intelectuales no subsumidas en el proceso económico de autoproducción social material y dedicadas al conocimiento puro y libre es pieza esencial para la justificación del valor humano de esa sociedad. En la sociedad capitalista ultradesarrollada esa posibilidad sufre un proceso de tendencia a la desaparición total. El capitalismo pone al servicio de su dinámica economicista hasta a los miembros de la sociedad mejor capacitados intelectualmente. Los resquicios de cultura no material todavía no alcanzados por el economicismo capitalista deben ser defendidos a ultranza no sólo para que la sociedad no se convierta en una sociedad cerrada, completamente limitada al sinsentido de una autorreproducción sin valor humano espiritual, sino para que no se consume su transformación en algo lo más parecido a un hormiguero humano. Por eso hay que defender la presencia de la Filosofía en el Bachillerato: porque de ella depende que siga existiendo un cuerpo académico de pequeños filósofos, profesores de la materia, del que, además, en realidad a su vez depende la preservación de los departamentos universitarios de Filosofía  donde desarrollan su función docente filósofos de mayor magnitud.

                  Para que se diera una lucha seria de la filosofía contra el reino dominante de la no-filosofía haría falta mucho más que unas clases “asignaturescas” de Filosofía en el Bachillerato marcadas por la reducción pedagógica de dicha materia a moralismo liberal-progresista. La filosofía tendría que ser capaz de enfrentarse triunfalmente con la ideología cientificista de la razón instrumental, con el utilitarismo ramplón de la miserable pequeña burguesía universal que hoy domina la sociedad y con la degradación intelectual y espiritual absoluta que supone la actual cultura de masas. Pero bien está que los jóvenes intelectuales licenciados en Filosofía puedan tener una salida laboral como profesores de secundaria que les permita evitar el caer bajo las ruedas del productivismo y el economicismo capitalistas.       

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