No podrás abarcar la estupidez
de las bellas muchachas filisteas
en las que anhelabas naturaleza
y el tonto existir pequeñoburgués.
Amante de vulgar inmediatez,
creías en la vida sin Idea,
querías salvación en la impureza,
redención en abismos de idiotez.
El espíritu tuvo que perder
y la normal banalidad triunfar,
no pudo amar el errante holandés.
Tu misterio y tu profundidad
ellas no los podían comprender
y fracasó una noble verdad.
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