Siempre con Beethoven fuego en ascenso,
humo de pasiones y
tierra en lucha,
donde en visiones amplias luz o
bruma
exalta en aire el
expresado esfuerzo.
Orden de los excesos en sonido
que domina en sucesión
la confluencia
del alma y el rigor de
las materias
que calculan lo clamoroso
oído.
Teclados, cuerdas, medidos vientos
que instrumentan el
Titán profundo
vencedor del confuso sentimiento
y constructor del
armonioso flujo
que conforma lo más
raro del ensueño
eliminando el
corazón difuso.
Juan Gregorio Álvarez Calderón