martes, 18 de noviembre de 2014

HASTA EL GORRO DEL CIENTIFICISMO Y DE LA PSEUDOCULTURA

Por razones personales que no puedo contar pero que espero me perdonéis, estoy cada vez más enfermo y hasta el gorro con el cientificismo y la ideología cultural del embelesamiento con la tecnociencia.
Ya sé que si no fuera por la tecnología yo no estaría aquí dando la vara, pero no aguanto a los que convierten lo que es solo un medio, todo lo maravilloso que se quiera, en el fin de todos sus afanes y preocupaciones culturales y al que dirigen toda su admiración y devoción beata. El trabajo científico solo debería ser considerado una ardua servidumbre a solucionar de la manera más rápida y menos costosa posible para poder pasar a dedicar nuestras mejores energías y nuestra capacidad de entusiasmo a lo que verdaderamente son fines humanos superiores, es decir, y por utilizar los términos que Hegel utiliza para identificar los tres momentos de lo que él llama Espíritu Absoluto: Arte, Religión y Filosofía.
Por otra parte también estoy bastante harto de la pseudocultura o semicultura de los que creen que las manifestaciones culturales superiores son el teatro, el cine y la música pop/rock, aunque sea en sus manifestaciones menos "comerciales".
Los avances de la tecnociencia en vez de librarnos de lo mecánico y lo carente de valores específicamente humanos, haciendo por nosotros el trabajo referente a ello, parece que nos apega mas a todo eso e incluso a mucha gente parece que le impide ver que más allá de eso existen otras cosas. Don José María Pemán cuando dijo aquello de "El maquinismo electrónico parece destinado a suplir lo duro y mecánico del hombre y a hacer que éste pueda convertirse en 'especialista de lo específicamente humano': idea, cultura, arte." estaba siendo tan iluso como otros autores, políticamente muy distintos de él, que vieron en el progreso cibernético la oportunidad de realización de la utopía del libre despliegue de lo humano más valioso.
Pero lo peor de todo es cuando el cientificismo se dobla de pseudopoesía y de la arriba mencionada reducción de la cultura a espectáculo pretendidamente selecto. Porque parece que ambas cosas, cientificismo y pseudocultura, van unidos en muchos hombres y mujeres... que encima se creen pertenecientes a una elite cultural porque no están, por ejemplo, en la cultura del famoseo, cuando en realidad están presos de la misma industria ideológica y de la cultura que tiene como subproducto principal el famoseo. Esos cientificistas y pseudocultos son filisteos auténticos, aunque que se crean otra cosa.