La corrupción viene de que en nuestra sociedad todo está pensado para que funcione por los negocios, no de la bondad o maldad moral de las personas.
Pensar que por ser de izquierdas o de derechas se es mala o buena persona es mala y burda metafísica. El problema es el sistema.
La corrupción es sustancial al capitalismo, no a la izquierda o a la derecha.
Los que basan todo su pensamiento político en la indignación ante la corrupción de los poderosos no son ajenos al sentimiento de envidia.
Tenía razón el materialismo histórico más duro: si no hay un sentido objetivo de la historia no se superará el capitalismo a base de ética.
La corrupción está muy mal y debe ser perseguida pero no se puede basar una política emancipadora positiva sobre su existencia.