jueves, 17 de julio de 2014

PROCESO INQUISITORIAL CONTRA EL DAIMIELEÑO JOSEPH MARTÍN DE BERNARDO,1815/1818

Proceso inquisitorial contra Joseph Martín de Bernardo, cirujano de la villa de Daimiel, por palabras escandalosas, 1815/1818
(Archivo Histórico Nacional, legajo 205, expediente 59)
El testigo Manuel Joseph Núñez de Arenas había oído a Joseph Ceca Galán, escribano público de la villa de Daimiel, que Joseph Martín de Bernardo había dicho que según San Agustín no era mala la fornicación si se hacía con el solo objeto de tener hijos.
Así mismo había oído al tal Ceca decir que Martín de Bernardo sabía invocar al demonio para pactar con él, lo cual se realizaba de la siguiente manera: se tomaban tres palitos pequeños o tres huesos y se los comparaba con las tres Personas de la Trinidad, es decir, se los tomaba como representación de dichas Personas; se echaban los tres palitos o huesos en la lumbre y después metiéndose con ellos en lo oscuro de una cueva y diciendo unas palabras que Joseph no concretó, a las dos o tres veces aparecía un monito (?) que decía "¿qué me mandas?". Es muy curioso que este procedimiento mágico para invocar al demonio recuerda muchísimo al procedimiento mágico que según Joseph Clemente Gastamón, vecino también de Daimiel, servía para hacer aparecer figuras de toros, según consta en el proceso que también la Inquisición abrió contra él en 1778 y del que ya di noticia en este Foro. Por tanto podemos colegir que en Daimiel existía cierta tradición popular referente a la virtud mágica de este procedimiento de quemar tres palitos o huesos a los que se hacía simbolizar la Trinidad.
Cuando regresaron los jesuitas a España tras la expulsión decretada en tiempos de Carlos III, parece que Joseph Martín de Bernardo manifestó su disgusto y había dicho que él tenía un libro donde se podía leer que una de las máximas de los jesuitas era "no reprimas tus vicios" y también "recibe con gracejo a tu enemigo para asegurarte de la venganza". Obsérvese que aquí sale a relucir el tan debatido tema del laxismo o "manga ancha" de los jesuitas, tema que venía coleando desde los tiempos de Blaise Pascal y del enfrentamiento entre jansenistas y jesuitas en el siglo XVII.
Joseph Martín de Bernardo parece que también había dicho a algunas mujeres que estaban en estado de parir que no invocasen a San Ramón ni a otros santos y sí a "San Aprieta" porque los demás nunca hacían nada. Lo cual fue calificado en el proceso como proposición herética porque ponía en duda la virtud sobrenatural de los santos.
Según Manuel Sánchez de la Nieta, cuñado del cirujano, este había recriminado a su hermana la costumbre que ella tenía de ir todos los días a misa y le había instado a que no fuera porque mejor estaba trabajando en casa.
El proceso termina con el acta de una sesión del tribunal inquisitorial en qué este había "reconvenido, reprendido y amonestado" al acusado por sus palabras. En su defensa Joseph Martín de Bernardo había alegado que en cuanto a lo de San Agustín y su opinión sobre la fornicación se había limitado a decir lo que el santo expresa sobre el particular en su tratado titulado "El bien del matrimonio". Aquí hay una confusión del acusado pues San Agustín habla, obviamente, en su tratado de las relaciones sexuales dentro del matrimonio y fornicar significa tener esas relaciones fuera de él. En cuanto a lo de los jesuitas, alegó que lo dicho por él estaba en diferentes libros que se publicaron cuando su expulsión y que no tenía noticia de que tales libros se hubieran prohibido. Y en cuanto a lo de las partos y los santos, alegó que lo había dicho porque algunas parturientas se encomendaban a los santos sin hacer por su parte los necesarios y oportunos esfuerzos.
Este cirujano Joseph. Martín de Bernardo era padre de Cándido Martín de Bernardo, que también fue procesado por la Inquisición por proposiciones heréticas y por ser francmasón. De este proceso espero poder dar alguna noticia próximamente.

PROCESO INQUISITORIAL CONTRA EL DAIMIELEÑO LEÓN DE BENISIA,1797

Proceso inquisitorial contra León de Benisia, administrador de rentas reales de Daimiel, 1797
(Archivo Diocesano de Cuenca, Legajo 746, número 1633)


Fray Antonio de la Encarnación,carmelita descalzo, oyó a una mujer, ama de un administrador de rentas de Daimiel, decir que su amo le había dicho que no había infierno y que como negando "la verdad que es tan cierta" le preguntó igualmente a ella: "¿vuestra merced piensa que hay Dios?"
Este León de Benisia era administrador de rentas reales en Daimiel, empleo que había conseguido al declararse la paz con Francia tras la guerra que enfrentó a esta nación con España después del estallido de la revolución de 1789, pues fue premiado con ello por el puesto en la contaduría de los ejércitos que había desempeñado satisfactoriamente en el transcurso de esta guerra y que le había tenido desplazado al territorio de la nación vecina donde habían tenido lugar las operaciones bélicas.
El delator, el citado Fray Antonio de la Encarnación, añadió que el administrador había afirmado frecuentemente cosas semejantes a las denunciadas , según se comentaba en el pueblo, y además señaló que León de Benisia por haber habitado en Francia "era más sospechoso" ( nótese la desconfianza del fraile frente al gran país ilustrado y revolucionario).
El proceso queda interrumpido al constatarse que la mujer citada por el fraile había fallecido.