lunes, 9 de diciembre de 2013

LO "RARO"

                                                           LO "RARO"


Todo eso que se considera "raro" es la Sombra tras la Personalidad social consciente, según la terminología usada por el psiquiatra Carl Gustav Jung, y en ello se condensa "lo extraño y lo oscuro, lo desviado y lo misterioso conjugado con lo fantástico"(Erich Neumann, discípulo de Jung).

El individuo normal y normalizado, que ha interiorizado exitosamente la moral convencional de su grupo social de origen y que en nuestra sociedad podemos seguir caracterizando como el "buen burgués" (a pesar de todas las apariencias de disolución de los modos de vida burgueses), se siente portador de lo bueno, racional, natural y conveniente y proyecta todo lo oscuro, lo raro, lo desordenado, lo peligroso, e incluso el mismo mal, sobre distintos sujetos que se le aparecen como "raros", desviados, incomprensibles, sospechosamente diferentes. Es el mismo mecanismo psicológico que lleva al odio hacia las minorías de extranjeros o hacia los identificados por costumbres y valores diferentes a los del "buen burgués".
Pero el tema político de la "ampliación de derechos" de las minorías, aunque si me pusiera a pensar razonablemente sobre él llegaría a conclusiones favorables a tal reivindicación, a mí no me interesa. Me interesa mucho más el punto de vista, que hago enteramente mío, según el cual es bueno que existan minorías "raras" y no integradas que inquieten al "buen burgués".
En una sociedad espiritualmente saludable y que conserve intactos fundamentales principios liberales, no atacados por patologías políticas que lleven al crimen contra los diferentes, tiene que haber alguna compensación al dominio en ellas de las formas de vida "normales", productivas, "sensatas" y ordenadas según los principios utilitarios de la moral social. Y esa compensación, por el afán de las minorías en llegar a la igualdad jurídica formal en lugar de afirmar su identidad desafiante para el burgués, corre el peligro de ser perdida en nuestra sociedad.
Dicho esto, también hay que señalar que una de las tareas vitales más urgentes para aquellos que no somos "burgueses" es demostrarles a éstos que pueden existir formas de vida no basadas esencialmente en el productivismo y "reproductivismo" de las funciones sociales burguesas básicas dé "amar y trabajar" que pueden ser adoptadas sin que ello suponga un conducir la vida hacia lo desastroso y desordenado y que no tienen por qué ser moralmente malas en ningún sentido. Es decir, se trata de buscar alternativas no nihilistas al modo de vida burgués.
 Creer que la vida centrada en "amar y trabajar" es la única vida normal posible, como pensaba por ejemplo Freud, es sólo un prejuicio burgués. Sólo hace falta tener un mínimo sentido histórico para saber que han existido en el tiempo  y en las diferentes culturas muchas formas de vida no basadas en el "amar y trabajar". Valgan como ejemplos: el sacerdote, el guerrero, el héroe político, el profeta, el monje, el artista, el bohemio, el gentleman, el aristócrata.
Sería caer en un marxismo o en un materialismo vulgares salir diciendo que éstas han sido formas parasitarias de vida, cuando es justamente buena parte de lo más valioso y grande que ha existido lo que ha sido creado o propiciado por esas formas de vida. Ahora bien, sí es cierto que todas esas formas de vida con toda su riqueza y pluralidad han sido posibles sólo por un determinado desarrollo de las fuerzas productivas que permitía la existencia de un excedente que libraba a una minoría del deber del trabajo.