martes, 19 de noviembre de 2013

SATANISMO FRAILUNO Y DIECIOCHESCO DAIMIELEÑO

Pongo aquí este caso porque creo que se trata de uno menos conocido que los procesos por brujería y hechicería (habría que deslindar ambos tipos de conducta religiosa desviada, y eso puede ser el tema de un próximo artículo, con el que amenazo) que hubo en Daimiel en los siglos XVI y XVII, entre ellos el de la ya famosa y comercializada bruja Juana de Daimiel (Juana Ruiz), que por cierto fue absuelta. No lo recoge Santos García-Velasco en su “Historia de Daimiel” y lo he encontrado solo en el interesante libro de Juan Blázquez Miguel “Castilla-La Mancha. Magia , superstición y leyenda”(Everest, 1991):
Por motivos de enemistades frailunas, en concreto creía que sufría persecución por parte de su prelado, fray Juan de San Agustín, carmelita descalzo del convento de Daimiel, en 1730, invocó una noche al diablo, dispuesto a adorarle y a entregarse a él en cuerpo y alma, recitando: “veni ad liberandum me, Lucifer, rex amabilis” (que si mi malísimo y escasísimo latín no me traiciona quiere decir “ven para liberarme, Lucifer, rey amable”). Años después, cuando era presbítero conventual en Campo de Criptana, en 1743, se arrepintió de aquel acto y consiguió perdón sin mayores consecuencias.
Se trata este caso de un claro caso de neurosis religiosa , de los que tantos ha habido en la historia del cristianismo y como lo eran también , en realidad, todos los casos de brujería y posesión. Muchos autores, como por ejemplo Thomas Szasz en “El mito de la enfermedad mental”, insisten en achacar la creencia en brujería y la terrible persecución que desencadenó a causas de tipo social, a distorsiones en la esfera de la comunicación y el entendimiento sociales, y niegan la postura, podemos decir que liberal-“progresista”, que declara los casos de brujería y posesión como casos de enfermedad mental. Pero hay que seguir manteniendo, como postura ilustrada y liberadora y frente a cierto oscurantismo que regresa(hace poco oía en la radio o veía en una red social que un psiquiatra ha declarado recientemente que el 80% de los internados en hospitales psiquiátricos tendrían que ser atendidos por la Iglesia y no por la Medicina), que los casos de brujería y satanismo son caSos de neurosis o psicosis que adoptan en su expresión un lenguaje religioso. 
Es curioso que el cristianismo salvó a la civilización europea de las supersticiones que aterrorizaban a la gente al final de la Antigüedad, pero luego dentro de él se produjo un regreso de lo demoniaco reprimido, regreso que- hay que tenerlo muy en cuenta- no se produjo hasta el final de la Edad Media y los primeros tiempos de la llamada Edad de la Razón, pues ,en contra de la imagen popular, la gran época de la brujería y el satanismo, y la consiguiente caza de brujas, no fue el apogeo de la Edad Media sino la época de su final y la época del Renacimiento y del primer Barroco. Justo la época en que filosóficamente empezó a gestarse la Razón Moderna. Fernando Álvarez-Uría tiene un interesante trabajo (“Razón y Pasión. El inconsciente sexual de la Razón Moderna” en “Filosofía y Sexualidad”, Anagrama, 1988) en el que escribe sobre esta peculiar coyuntura en la que la Razón Moderna nació contra el fondo del irracionalismo demoniaco.