martes, 4 de diciembre de 2012

DEL DIOS DE LOS BURGUESES Y DEL DIOS CRISTIANO


Los burgueses que creen en Dios creen en Él porque piensan que gracias a Él tienen una familia, una profesión y una instalación normal en la sociedad. Y eso es indignante. Es una tarea religiosa urgente de nuestro tiempo llegar a una idea no burguesa de Dios. Pero eso va mucho más allá de concebir una idea social-“izquierdista" de Dios; supone tomarse en serio el mensaje evangélico de que el Dios cristiano es el Dios de los fracasados y de los humillados y de los que sufren, que no son sólo los oprimidos o marginados socialmente. Y en este punto hay que enfrentarse con la terrible acusación de Nietzsche de que ese Dios es un Dios de los resentidos, para lo cual hay que defender que la opción por los humillados y ofendidos de un Dios que se pueda creer como existente por otras vías que la de la necesidad que puedan sentir de Él los fracasados es una necesidad metafísica para Él independiente de los efectos psicológicos que tal opción pueda provocar en los elegidos por ella.