lunes, 31 de mayo de 2010

SOBRE EL CARÁCTER "FASCISTA" DE LA FALANGE

En cuanto al tema de si la Falange era y es o no un movimiento fascista, voy a decir lo siguiente:
Algunos teóricos falangistas post-joseantonianos se esforzaron en defender la tesis, para diferenciar al movimiento nacional-revolucionario español del fascismo italiano entendido como forma de totalitarismo y sobre todo del nacional-socialismo alemán, de que a la Falange subyacía una visión del hombre basada en un humanismo cristiano bajo la especie de clasicismo católico, visión para la que la persona en su universalidad humana y trascendente era un valor supremo que no podía ser sacrificado ni al mito totalitario del Estado ni al mito nazi de la raza. Esto haría que el pensamiento de la Falange no hubiera sido nunca ni totalitario ni fascista. En el programa de la actual FE de las JONS hay referencias al personalismo cristiano como fundamento filosófico del partido. Algunos de estos teóricos terminaban de arreglarlo proponiendo que la plasmación práctica de este nacionalismo no totalitario ni fascista, por personalista, de la Falange era la democracia orgánica de Franco.
En cualquier caso, el pensamiento joseantoniano originario, por su clasicismo católico personalista se diferenciaría tanto del romanticismo nihilista de Ramiro Ledesma Ramos, procedente de un medio intelectual filosófico no confesional, como del nacionalismo racial desequilibrado de los hitlerianos y también de las tendencias totalitarias del fascismo italiano. Como es sabido, a José Antonio, siguiendo en esto tal vez y en algún sentido a Ortega, como en tantas otras cosas, le gustaba afirmar su rechazo radical de todo tipo de romanticismo y su voluntad clasicista como principio superador de toda tentación irracionalista moderna. A la modernidad liberal-materialista la Falange habría opuesto una recuperación del humanismo cristiano clásico, tal y como habría sido fijado en nuestro país en la época de esplendor del Imperio español.
Pero el problema está en que adoptar actualmente este humanismo clásico-católico no totalitario y defensor de la universalidad de la personalidad dotada de alma con destino religioso inmortal, y más todavía querer convertirlo en fundamento de un orden político, supondría aceptar hoy día una cosmovisión, la católica tradicional, que ha sido de facto derrotada, machacada y exterminada por la modernidad demoliberal, agnóstico-protestante y “materialista”, con su famosa tecnociencia y su no menos famosa filosofía, y mantener hoy día esa cosmovisión supondría tener que comulgar con ruedas de molino. (El propio catolicismo ha asumido por vía de hecho que la religiosidad no puede estar hoy basada en una cosmovisión armónica y clasicista de orden trascendente, sino que tiene que adoptar la forma de alguna actitud meramente existencial, no cosmovisional)
No voy a entrar aquí, por falta de espacio y porque no tengo una solución clara y fácil para exponer, en la cuestión de a dónde podemos volvernos entonces si no nos gusta la modernidad materialista, destructora de valores y empobrecedora de la realidad espiritual de personas, pueblos y del propio mundo “desencantado”.